El último videoclip de Cupido es una oda a los 90, Línea Directa y el robot Emilio

El último videoclip de Cupido es una oda a los 90, Línea Directa y el robot Emilio
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En su último análisis de la vida en general y del trap en particular, Ter demostraba capturas de pantalla en mano que la estética trap jugaba mucho a introducir elementos tecnológicos en el ecosistema que retratan en sus videoclips. 'Milhouse' de Cupido no solo cumple esta característica, sino que juega a reinventarla y trasladarnos a la tecnología más primigenia de finales de los 90s.

La usurpación de identidades: mismo problema, diferentes décadas

Si en su último vídeo Cupido había contado con los recursos de gran parte de su fandom, en este vuelve a arriesgar pero acudiendo a la melancolía y la nostalgia millennial. Con el juego de mesa Línea Directa como patrón para contar una historia, el grupo de Pimp Flaco y compañía traza los inicios del clásico chica conoce chico.

Aunque a priori las dinámicas puedan parecer opuestas por el planteamiento temporal trazado, lo cierto es que ligar a través de Línea Directa (si nos imaginamos que realmente fuese posible) no difiere tanto de hacerlo vía Tinder. Salvando la distancia analógico-digital, los temas de conversación y el robo de identidades permanecen casi inalterados.

Si en Tinder hablas abiertamente sobre los 35m2 de tu casa y la burbuja del alquiler, en Línea Directa también. Sin embargo, ligar a través de este juego de mesa tampoco te exime de toparte con alguien diferente al que te presentan en las cartas del juego. Al igual que en Tinder hay personas que suplantan la identidad de rostros conocidos, Cupido juega a lo mismo en este videoclip.

Mientras la protagonista pasa el rato jugando a la Game Boy y pensando en el rato que pasará con Pimp Flaco, su cita se esfuerza por aparentar al máximo posible la apariencia física del rapero cuya identidad va a suplantar. Y es que por mucho que la conversación se iniciase desde la honestidad de frases como "no te voy a mentir, no tengo una mansión vivo en un piso pequeño..." lo cierto es que a la "hora de la verdad" parece más sencillo hacerte pasar por alguien cuya estética y discurso está de moda que apostar por la variedad y ser uno mismo.

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